Trigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario
Uno de los santos más populares de la época medieval fue el soldado húngaro conocido como Martín Caballero o Martín de Tours (c. 315‑397). Esta popularidad se debió a su biografía escrita por un discípulo, Sulpicio Severo. Su vida fue el mejor ejemplo de santidad a través de varios siglos. Contiene esta biografía muchos de los acontecimientos, enseñanzas y milagros de la vida del santo que fue soldado en el ejército romano antes de su conversión. Muchos ignoran que fue monje, misionero y obispo por muchos años.
Su imagen decora muchos almanaques latinoamericanos y él continúa siendo un santo popular. La representación más común de san Martín es la de un soldado romano sobre un caballo que rasga su manto rojo a la mitad con una espada para darle una parte a un pobre sentado a los pies del caballo. Según su biografía, Martín hizo esto durante el proceso de su conversión y resulta que el pobre limosnero se le aparece en un sueño revelándose como Cristo mismo, ya que lo que un cristiano hace por los pobres y marginados lo hace por Jesús.
—Fray Gilberto Cavazos‑Glz, OFM