Segundo Domingo del Tiempo Ordinario
Justo antes de la primera lectura dicen las Escrituras que “la palabra del Señor era rara; no hubo muchas visiones”. (1 Sam 3,1) Me imagino que la mayoría de la gente hoy en día pensaría que eso es cierto. ¿Nunca has deseado vivir en tiempos bíblicos para presenciar unos de los milagros que has leído? ¿No sería genial escuchar al Señor hablar en una visión? ¿Crees que Dios ha dejado de hablar? Parece que la gente se sentía así en la época de Samuel. Analicemos la lectura para ver qué nos puede enseñar la experiencia de Samuel.
Al principio, Samuel cree que es Elí quien lo llama. No es raro que la gente pase por alto una señal de Dios. Si tienes un talento del que estás orgulloso, quizás sea una señal de que Dios quiere que utilices ese talento para ayudar a otros. O si una amiga te dice que está preocupada por tu salud, podría ser la manera en que Dios te está diciendo que busques ayuda. Intenta ver a Dios hablando en cualquier cosa que te suceda y es posible que escuches mucho más de lo que piensas.
Samuel también recibe ayuda de Eli. Elí comenzó a reconocer que el Señor le estaba hablando a Samuel. A veces necesitamos ayuda para discernir lo que el Señor nos está diciendo. Un buen director espiritual puede llevarte a comprender lo que Dios te está diciendo. Es posible que su pastor pueda hacerlo, o por lo menos pueda recomendar a alguien.
Advertencia: un director espiritual probablemente te va a preguntar con qué frecuencia rezas. En la lectura, al final Samuel habla directamente con Dios, en lugar de volver a Elí, y Dios le dice cuál era el plan de Dios. Si cuestionas el plan de Dios para tu vida, intenta pasar más tiempo en la oración con él. No seas como el hombre que se queja de que nunca sabe lo que su esposa quiere de él. Cuando se le pregunta qué le dice ella, él responde: “No sé; nunca hablamos." Creo que todos hemos tenido momentos en los que no sabíamos si estábamos haciendo la voluntad de Dios porque no nos tomamos el tiempo para rezar. Pero no seas el único que hable. Dale a Dios un momento de tranquilidad para escuchar su respuesta. Porque Dios no ha dejado de hablar, somos nosotros que hemos dejado de escucharlo.
Tom Schmidt