La Natividad del Señor
La Navidad puede ser decepcionante. Nos acordamos de las Navidades de nuestra infancia, toda la alegría, la emoción y la diversión. Pero cuando ya seamos adultos, tenemos que comprar regalos, escribir y enviar las tarjetas, colocar las decoraciones y hacer todos los preparativos que parecen estresarnos. Quizás estemos tristes porque el día no cumplió con nuestras expectativas. Ahora que la mayor parte de esas cosas ya están hechas (a menos de que estés leyendo esto durante un descanso de la limpieza de la casa antes de que lleguen los nietos), podemos reflexionar sobre cómo la primera Navidad derrotó a todas las expectativas.
Estoy seguro de que José nunca esperaba tener un hijo tan pronto, o que el bebé naciera en un establo a muchos kilómetros de su casa en Nazaret. Los pastores nunca esperaron que los ángeles los despertaran. Y los judíos que esperaban con ansias la venida del Mesías nunca esperaron que viniera como un bebé. Sin embargo, Dios tenía sus razones para actuar de esta forma.
La natividad en nuestra casa parece tan tranquila y hermosa, pero la realidad no era tan romántica. El mesías no llegó con el sonido de las trompetas de guerra, sino con el llanto de un niño indefenso. Nació en un establo porque nadie tenía posada para él. Los primeros en verlo fueron los pastores, los trabajadores inmigrantes de esa época. Los líderes políticos (Herodes y sus amigos) querían matarlo.
Jesús nació de esta forma para mostrar que no vino para los importantes y los ricos, sino para los pobres y los marginados. De adulto seguiría sorprendiéndolos: comía con pecadores y recaudadores de impuestos, retaba a los líderes religiosos de Israel y fue ejecutado como un criminal.
Hoy en día sigue viniendo a nosotros en las personas sin hogar, los inmigrantes indocumentados, los enfermos, los encarcelados y los bebés no nacidos, para que podamos encontrarlo donde menos lo esperamos. ¿Podemos aprender a verlo en lo inesperado, en nuestras pruebas y dificultades, en nuestras propias debilidades? Cuando lo hagamos, celebraremos el verdadero significado de la Navidad.
Tom Schmidt