Decimocuarto Domingo del Tiempo Ordinario
¿Pablo está hablando en serio? ¿Te imaginas estar contento con “las debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades”? (2 Cor 12,10) Pablo nunca especifica qué era esa “espina clavada en mi carne”. Antes solía pensar que se refería a una debilidad o discapacidad física. Pero algunos de los comentarios que he leído dicen que fue una persona que se opuso a Pablo (como alguien que sea muy fastidioso). Ese oponente puede haber sido un cristiano a quien Pablo no quería mencionar por su nombre.
Pablo podría haberse sentido orgulloso de todo lo que Dios le reveló y de todo lo que logró al difundir el evangelio. Él ve esa “espina” como la forma en que Dios lo mantiene humilde. Así que se jacta de sus debilidades. Sabe que toda la buena obra que ha realizado ha sido realizada por Cristo. Así que, aceptó el sufrimiento, el rechazo, los reveses y la persecución porque le ayudaron a ver cuánto estaba haciendo Cristo a través de él.
Podemos aprender mucho de San Pablo. Recuerda cómo Jesús dijo que amaras a tu prójimo como a ti mismo. Pablo se amó a sí mismo en el buen sentido de aceptar sus fallas y debilidades. Siempre fue consciente de que una vez persiguió a los cristianos. Pero esa falla le permitió experimentar el perdón de Dios. Normalmente trato de evitar hacer cosas que muestren mis debilidades. Eso significa que podría perder la oportunidad de ver cómo Dios puede ayudar. Supongamos que no sabes nadar y por eso no te metes a las piscinas. Por supuesto, entonces nunca podrías aprender a nadar. Pero si te metes en el agua y dejas que alguien te enseñe, es posible que descubras que te guste el agua.
San Pablo dice que cuando es más débil, es más fuerte. Sabe que Dios seguirá obrando a través de él, mostrando el poder de Dios para sanar a los enfermos y atraer conversos a Cristo, a pesar de las debilidades de Pablo. Pablo hizo lo que pudo para animar a otros a seguir a Jesús, pero sabía que los resultados de su predicación y curación dependían de Dios. Cuando pienses que fracasarías en difundir la fe, recuerda a Pablo y entrega tus debilidades a Dios, y ¡verás lo que puede hacer!
Tom Schmidt