Jesús insiste en que los niños pequeños pueden acercarse a Él. Está disponible para ellos tanto como lo está para los adultos, lo cual es gran sorpresa para los adultos que lo rodean. Jesús luego les pide a esos adultos sorprendidos que consideren cómo estos niños tienen cualidades de las que carecen los adultos. “Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Mientras reflexionaba sobre las cualidades que tiene un niño, el Espíritu Santo me llamó la atención sobre una oración aspiracional en un diario de misa que tengo.